INVENTARIO-1
sábado, 19 de febrero de 2011
miércoles, 9 de febrero de 2011
Yuan Mei (1716-1797)
martes, 8 de febrero de 2011
domingo, 6 de febrero de 2011
La Inspiración
No escribo sobre aquello que pasa por mi cabeza.
Más bien escribo sobre aquello
por lo que mi cabeza pasa.
Vivo solo, encerrado en mi cuerpo.
Yo soy mi universo y mi solo firmamento.
A veces, desde afuera, una corriente de aire entra
cuando se abre la puerta
y un montón de cosas viene a instalarse en mi mesa.
¡Ya desearía yo que como la puerta
mi cabeza pudiera abrirse siempre!
Pero esto, ay, ocurre sólo algunas veces.
(1999)
Juan Calzadilla, Ecólogo de día feriado, Antología Personal, Caracas: Monte Ávila, 2005
domingo, 30 de enero de 2011
viernes, 28 de enero de 2011
sábado, 25 de diciembre de 2010
miércoles, 29 de septiembre de 2010
domingo, 12 de septiembre de 2010
jueves, 2 de septiembre de 2010
lunes, 19 de julio de 2010
jueves, 15 de julio de 2010
FESTEJO
viernes, 9 de julio de 2010
Heno
Heno para los caballos
Manejó la mitad de la noche
desde el sur de San Joaquín
a través de Mariposa, surcando
las rutas de Montaña Peligrosa,
y estacionó a las ocho a.m.
su gran camión-acoplado de heno
...........................detrás del granero.
Con cabria y sogas y ganchos
apilamos prolijos los fardos encima
de vigas de pino rojo astilladas
en lo alto de la oscuridad, jirones de alfalfa
giraban entre haces de luz escalonados,
picaduras de polvo de heno en
...........................la camisa sudorosa y los zapatos.
A la hora del almuerzo bajo roble negro
afuera en el corral caliente
--la vieja yegua olisqueando las vianderas,
las langostas crujiendo entre los yuyos--:
"Tengo sesenta y ocho", dijo él;
"la primera vez que cargué heno tenía diecisiete.
Pensé, ese día que empezaba,
que seguro iba a odiar hacerlo toda mi vida".
"Y maldito sea, eso
terminé haciendo."
Gary Snyder, Todas las palabras para decir roca (Gog y Magog, 2009)
viernes, 2 de julio de 2010
FESTEJO
martes, 29 de junio de 2010
soñé con vos
tenía las manos llenas de arena caliente
estuve mucho tiempo quieta al sol
esperando tomar agua adentro de tu boca
la temperatura del mar se abría y lo compartimos
un corazón de terciopelo
exquisito y rápido, transparente,
sin pensar escribo tu nombre entre las nubes
y mis palabras favoritas:
viento, viajar, volver a vernos
lunes, 28 de junio de 2010
miércoles, 23 de junio de 2010
Yo, el oso de cristal
Buenos días... Soy un oso de cristal. ¿Puede haber algo más ridículo que este oso de vidrio? Esa es la frase que más escucho decir de mí. Pero no soy de vidrio, sino de cristal. Vivo en una repisa llena de polvo, de madera de pino. Todos los días cientos de miles de pelusas y partículas cósmicas llegan volando hasta mí, atraídas por mi reflejo, y se van posando en mi superficie, especialmente en la trompa y en la panza. Hoy les contaré la historia de mi vida.
Yo era un reloj suizo, esclavo de una galerista de arte. La señora H vivía en Suiza, en la capital, Zurich, con su marido y una pequeña hija, llamada Malvon, que tenía siete años, y quería ser bailarina clásica. Ella estudiaba danzas, pero como era muy gorda, sus padres no la alentaban, y en cambio le decían que lo mejor para ella era trabajar: a) en una ong b) en una galería de arte, igual que su madre. Malvon, le preguntaban a veces. ¿A vos no te gustaría pintar? Bailar no está tan lejos de pintar...Podrías colgar tus obras en nuestra galería de arte. En el fondo, temían que por ser gorda viera frustrada su ilusión. Pero a Malvon le asustaba su altura. Mamá, yo no quiero crecer. Quiero quedarme petisa, para ser mejor bailarina. Malvon miraba a sus padres y le parecía que eran muy altos. Todas las noches, antes de dormir, Malvon cerraba los ojos y comenzaba ejercicios respiratorios, siguiendo un mantra que le había enseñado la empleada de limpieza. Se hiperventilaba y se quitaba la respiración alternadamente, y luego quedaba en un éxtasis muy profundo, siempre siguiendo la idea mental: Dios, hacé que no crezca, Dios hacé que no crezca, que me quede petisa para siempre.
La madre de Malvon no veía la hora de verla adolescente, libre ya de torturas de artista. Flaca o gorda, pero bailarina, ya basta, le decía a su marido. Hasta que un día, el marido dijo: bueno, basta. No le pagaremos mas las clases de danza, y se acabó. Y no le pagaron más las clases. Entonces Malvon entró al cuarto de su madre y robó tres piezas familliares, el collar de diamantes y el de perlas, incluyendo el reloj suizo, y los llevó a vender a una casa de compra venta, muy lejos, donde nadie conocía a sus padres.
El señor del compra venta le tomó las joyas y le pagó un montón de dinero, y eso que era una niña. Malvon le contó que quería ser bailarina y los padres no la dejaban. Después, cuando Malvon fue a sacar el estuche de la mochila, el reloj se le cayó al piso y lo pisó sin querer. No te preocupes, le dijo el señor. El cristal está rajado, pero se puede cambiar. ¿Por qué no probás yendo al circo?
Y como el cristal era muy bueno, lo fundieron y así nací yo, el oso de cristal.
por Inés Acevedo
una colaboradora increíble de Inventario
martes, 15 de junio de 2010
Literal
Plato plato plato plato plato
plato plato plato plato plato
plato plato plato plato plato
plato plato plato plato plato
Aburrimiento
Pasión con que repta una lombriz en el frente.
Con un delantal de color de arroz blanco
no sequen los platos.
Mujer de negros nidos nasales,
allí también el humorismo está ahumándose.
Disuelvan la vida en el agua
en la cazuela con sopa enfriada.
Flota el tedio.
Rompan los platos.
Al romperlos,
resuena el ruido de aburrimiento.
jueves, 10 de junio de 2010
Invisión
domingo, 6 de junio de 2010
visión to go
el bosque es una bella forma de aglutinamiento.
los árboles, por ejemplo, suelen echar ramas
de forma perfecta y dan, sin embargo, una impresión de
naturalidad.
a veces se mueve algo entre las ramas
podría ser una cosa o también algún tipo
de información idílica. un sitio alado
con un enorme potencial de exactitud
si quieres puedo hacerte una copia.
Versión de Cecilia Pavón
lunes, 31 de mayo de 2010
martes, 25 de mayo de 2010
viernes, 21 de mayo de 2010
Uno de Adriana Kogan
El corazón salvaje de las cosas
Negrura.
Separar la maleza de la obra.
Por fuerza mayor los eslabones de la gran cadena se reparten el trabajo.
Entre los pelos, enredado un solo pensamiento
pequeño y errado.
Una estrella sobrevuela a mi altura, la veo venir
como se ve venir una canción o una roca
o una línea musical, mental, sentimental
un fruto que pasa redondo y lo persigo con la fuerza que el trabajo que arde (cuando arde) me transmite:
¿un tigre?
¿pasto?
¿una forma pendiente?
¿un estruendo?
¿un sentimiento que avanza hacia los lados?
Sólo unas cuantas piedras para el corazón:
feroz es el ciervo que pasa dormido
rojiza es la sangre que lo recorre
pesada es la carga que cree sentir cuando lleva un pensamiento en su espalda.
Misterio, descreo
secreto, lo guarda
cadena, la lleva (solidaria)
oculta es la llama que está prendida, no siempre encendida, quemando el pelaje que le da forma, alimento y todo el aliento que necesite para agitar el lomo, respirar el fuego y soplar el calor.
Alguien diría que el corazón salvaje de las cosas, en su solo intento de pertenecer al mundo de los objetos naturales, irrigaría verdades tales como:
-“naturaleza muerta”
-“ver para creer”
-“pastos en los zapatos anuncian prosperidad”
-“sorpresa”
-“conciencia progresiva del progreso”
-“fin del mundo”
-“casos clínicos”
-“el gato se aísla para morir”
-“desmesura”
-“ovni”
-“la luna blanca, un observatorio de las cosas humanas”
Al tiempo que es el mensaje, lo transmite
un rumor, un rugir, un temblar
un cordón que, llevadero, parte hacia la selva espesa de la gran cadena natural
un ciervo que anuncia que no hay regreso porque los halcones se han devorado, una por una, las migas de pan
señales rojas como un fluido verdadero
trabajo que da energía y después la saca
un recorrido aparentemente circular, y sin embargo.
Armada hasta los dientes llego al peor lugar
el pelo en una trenza enmarañada
soy una madeja pensante
soy un animal distraído
soy una recién llegada al centro (que imagino) enérgico y punzante hacia un solo corazón que, por continuidad, me pertenece sólo a mí y a un ciervo que casi siempre me acompaña.
Las cosas, los patos, Zorra Poesía, Ediciones x10
sábado, 15 de mayo de 2010
Enrique Lihn
domingo, 2 de mayo de 2010
donde hubo fuego...
viernes, 23 de abril de 2010
XCI
sábado, 17 de abril de 2010
viernes, 9 de abril de 2010
Zapatos rojos
todo ese otoño te bajabas del tren
como si algo se estuviera quemando
algo se está quemando
corrías descalza por el pasto verde
ese día la muerte sólo era
lo que perdemos en otoño vuelve en primavera
algo se está quemando
desde el tren subís
fumás entre los rascacielos
París estaba tan hermosa, el cielo-
todo ese otoño
después las lágrimas
¿Por qué volvemos a hacer esto?
ella se te acerca en la cocina
te rodea con los brazos
tiene puestos esos zapatos rojos