jueves, 10 de diciembre de 2009






Ernest Hyde

Mi mente era un espejo:
veía lo que veía, sabía lo que sabía.
En la juventud mi mente fue no más que un espejo
en un coche que se desplazaba velozmente,
aferrando y perdiendo trozos del paisaje.
Después con el tiempo
grandes rayaduras fueron hechas en el espejo,
permitiendo que entrara el mundo exterior
y dejando que mi yo interior se asomase.
Porque éste es el nacimiento del alma en el dolor,
un nacimiento con ganancias y pérdidas.
La mente ve el mundo como cosa aparte,
y el alma hace del mundo una sóla cosa con ella misma.
Un espejo rayado no refleja imágenes;
y éste es el silencio de la sabiduría.


Edgar Lee Masters, Antología de Spoon River. Traducción Alberto Girri, Buenos Aires: Ediciones Librerías Fausto, 1979.